Disponer de una sombrilla en el jardín es una de las mejores ideas para disfrutar del espacio exterior con mayor comodidad y protección. Sin embargo, tanto su eficacia como su durabilidad dependen directamente de la calidad y el diseño de cada una de sus partes.
Dado que saber cómo es la estructura de una sombrilla y para qué sirve cada una de sus piezas permite elegir con más criterio, en este post vamos a contarte cuáles son las partes de una sombrilla de jardín y cómo influyen en su calidad, dándote además varios consejos para que hagas una buena elección a la hora de comprar.
Tabla de contenidos
Toggle¿Por qué es importante conocer las partes de una sombrilla de jardín?
Saber cuáles son los componentes que forman parte de una sombrilla de jardín es fundamental para elegir el modelo más adecuado en función del entorno y las condiciones de uso. Como veremos a continuación, cada una de las partes –desde la cubierta hasta la base– influye en la durabilidad, estabilidad y facilidad de uso del conjunto, de forma que conocer cómo funcionan te ayudará a escoger una sombrilla de buena calidad.
Además, al tener identificada cada una de las piezas, te resultará más sencillo reparar o sustituir componentes llegado el caso, sin necesidad de cambiar toda la sombrilla. Del mismo modo, podrás aprovechar mejor las prestaciones adicionales que ofrecen algunos modelos, como los sistemas de inclinación o los tejidos con protección UV, realizando una compra más informada y adaptando el producto a tus necesidades.
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Principales partes de la sombrilla de jardín
A continuación, te contamos cuáles son las partes de una sombrilla de jardín y qué función cumple cada una de ellas.
Cubierta o toldo
La cubierta es la parte de la sombrilla encargada de proporcionar sombra y protección frente a los rayos del sol, y normalmente se fabrica en poliéster, acrílico o tejidos técnicos con filtros UV. En cualquier caso, siempre hay que tener en cuenta que la densidad y grosor de la tela, lo que se conoce como gramaje, sea suficiente para garantizar una buena resistencia al desgaste, de al menos 180 gr/m².

El diseño del toldo puede ser redondo, cuadrado u octogonal, así como estar disponible en diferentes colores –aunque los más comunes son los tonos beige y crema– para adaptarse a cualquier estilo de decoración. Respecto al diámetro, lo más habitual para sombrillas de jardín es que se encuentre entre los dos y los tres metros.
Mástil
El mástil hace referencia al poste de la sombrilla, que funciona como eje y es el responsable de sostener toda la estructura. Lo más habitual es que esté hecho de materiales resistentes como el aluminio, el acero o la madera tratada.
Asimismo, hay dos tipos principales de sombrilla en función de dónde se sitúe su mástil: por un lado, las de mástil central, más tradicionales, y por otro las de mástil lateral, más utilizadas en zonas de comedor o descanso. Igualmente, el mástil puede ser fijo o articulado, pudiendo en este último caso inclinarse para ajustar la posición del toldo en función de la trayectoria del sol.
Varillas o brazos
Por su parte, las varillas son los elementos que van desde el mástil hasta los extremos del toldo, haciendo que este se mantenga firme y tenso cuando la sombrilla se abre. El número y la disposición de las varillas varían según el tamaño y la forma de la sombrilla, influyendo directamente en su resistencia y durabilidad.
En los modelos de mayor calidad, estas piezas cuentan con refuerzos en los puntos de articulación para evitar roturas con el paso del tiempo. Además, es importante que el diseño de las varillas combine ligereza y rigidez para facilitar la apertura y el cierre de la sombrilla sin demasiado desgaste.
Mecanismo de apertura
Otra de las partes de la sombrilla más importantes es su mecanismo de apertura, que permite desplegarla y recogerla con facilidad y seguridad. Existen varios sistemas según el modelo, siendo el más habitual el de apertura mediante manivela, muy cómodo y común en sombrillas grandes, aunque también pueden encontrarse otros como el de polea con cuerda o la apertura manual por empuje.
Este mecanismo debe funcionar con suavidad y resultar cómodo para el usuario, además de estar fabricado con materiales que aseguren su resistencia a pesar del uso.
Base o pie
La base, pie o soporte de la sombrilla es la parte inferior en la que se encaja para mantenerla estable. La opción más habitual son las bases de hormigón o rellenables que se colocan en el suelo, aunque también pueden usarse abrazaderas laterales o sistemas empotrados en el pavimento.
Algunos diseños incluyen ruedas para facilitar el desplazamiento de la sombrilla en función de las necesidades de cada momento, aportando un extra de practicidad. Asimismo, el peso y la calidad de la base son imprescindibles para sujetar tu sombrilla de terraza y evitar que se vuele en días de viento.
Accesorios opcionales
Por último, algunos modelos de sombrillas pueden incorporar diferentes accesorios que mejoran su comodidad y funcionalidad, aunque también suelen incrementar el precio.
Entre los más habituales se encuentran las fundas protectoras, que prolongan la vida útil del tejido, y las cubiertas con tratamientos anti UV que mejoran la protección frente al sol. También existen las ya mencionadas sombrillas inclinables, o algunos modelos con cortinas laterales para crear espacios más resguardados. Otros accesorios frecuentes son las luces LED en las varillas o los sistemas de calefacción con lámparas halógenas o de infrarrojos.

¿Cómo asegurarte de que la estructura de una sombrilla sea adecuada?
Como puedes ver, las diferentes piezas que la componen influyen mucho en la calidad y resistencia de la sombrilla. Por eso, vamos a darte una serie de consejos que te ayudarán a escoger un modelo adecuado:
- Escoge materiales duraderos: lo más recomendable es que el mástil sea de aluminio o acero inoxidable, y la cubierta de poliéster, dado que son materiales que soportan bien la humedad y la exposición al sol sin oxidarse ni deformarse.
- Comprueba la calidad de las varillas: además de ser lo suficientemente numerosas para mantener la cubierta tensa, también deben tener un grosor adecuado para resistir el viento, pero manteniendo cierta flexibilidad para evitar roturas.
- Ajusta la base al tamaño de la sombrilla: si el pie de la sombrilla es demasiado ligero, puede volcarse fácilmente, por lo que conviene que apuestes por bases de hormigón de al menos 25 kilos para una sombrilla estándar de jardín.
- Revisa el sistema de apertura: el mecanismo debe funcionar con suavidad y sin tirones, de forma que si notas resistencia o movimientos bruscos, es indicativo de un sistema poco resistente. En general, los sistemas de manivela son los que ofrecen mejores resultados.
- Observa las uniones y los herrajes: fíjate en que los puntos donde la sombrilla se articula estén bien ensamblados, sin piezas frágiles de plástico ni tornillos mal ajustados.
- Adapta la estructura al uso: si vas a colocar la sombrilla en una zona ventosa o muy soleada, es mejor que optes por una estructura fija y tejidos de alto gramaje, mientras que para entornos más resguardados puedes escoger un modelo inclinable que aporte más versatilidad.



